lunes, 1 de octubre de 2007

La base del territorio, el "ego material"

Dice Jodorowsky que debemos pensar de muchas formas y no sólo con el intelecto. Pensar con las emociones, con la creatividad y con lo material.

Como comentábamos en otros artículos, tenemos cuatro “egos”: intelecto, emocional, sexualidad y lo material o corporal. Hoy pretendo centrarme en este último.

Marianne comenta que a través de la comida se crea un cuerpo. Toda cultura nos crea un cuerpo y es sobre el que se manifiestan las represiones de los otros egos. Todo lo que conseguimos esconder en los otros centros acaba manifestándose aquí. El problema de fondo consiste en que nos ponen muchos límites familiares, sociales y culturales.

En el árbol genealógico podemos observar la influencia de lo material en el estudio de nuestra hermandad, de hecho es una evidencia que los conflictos más terribles son siempre los de la hermandad. Conflictos originados, en bastantes ocasiones, por la figura de los padres y las comparaciones a las que sometieron a sus hijos. Veamos algunos casos a modo de ejemplo:

-Ser hijo único puede significar que tenemos unos padres “egoístas”. Si la distancia entre dos hermanos supera los 10 años el pequeño se criará como un hijo único. Se convertirá en el poseedor de todo el territorio, sin necesidad de compartir el espacio ni de competir por el mismo.
-Una posición muy compleja en un árbol genealógico es cuando se ocupa el centro, siempre se repite algo en esa posición. Ser el segundo de tres hermanos, o el tercero de cinco...
-Debemos analizar si nuestra posición es la misma que ocupaba nuestra madre o padre, en ese caso el problema del progenitor pasará a ser nuestro problema (si se odia a sí mismo también nos odiará a nosotros)
-Si sólo había "un espacio" y dos hijos que deben compartirlo, se da una dramática división de las aptitudes y capacidades, con la prohibición inconsciente a cada uno de entrar en la parcela del otro.
-Cuando heredamos la ropa de un hermano mayor, nos deforman el cuerpo, el alma, la sexualidad... Si estamos excesivamente estructurados debemos hacer cambios en nuestro vestuario y en nuestra imagen.
-Preguntarnos sobre el tipo de alimentación recibida, ¿qué nos dieron de comer?
Todo lo que nos hicieron como niños, incluso con la mejor de las intenciones, después de adultos lo haremos, o nos lo haremos a nosotros mismos.

Qué relaciones nos han dado y de cuáles nos han excluido. Dejar de pedir lo que no nos dieron de niños, ya que no nos lo darán.
La relación que tenemos con el dinero también es un reflejo de este “ego material”. Recordemos que el dinero tiene que circular, es como la sangre que si se estanca se pudre.
-Un ludópata en, en ocasiones, un adulto al que no dejaron jugar cuando era niño

Al hilo del dinero, tengo una curiosa noticia que voy a comentar. Hoy se cumplen 50 años desde que “Dios” está en el dólar.

Hoy hace 50 años que el billete verde cambió su lema para introducir el famoso "In God we trust" ("En Dios confiamos"), que se convirtió también en el oficial de Estados Unidos frente al anterior y mucho más secular "E pluribus unum" ("Uno hecho de varios")

“En Dios confiamos” se fraguó en la guerra civil americana tras la cual comenzó a acuñarse en las monedas, y movimientos protestantes hicieron campaña, sin éxito, para introducir una referencia a Dios en la Constitución. El “salto” de Dios al billete llegó el uno de octubre de 1957, hoy se cumplen 50 años.

Un 90% de los americanos apoya el lema en el dólar. Su constitucionalidad, en razón de la separación entre religión y Estado, nunca ha llegado a ponerse en duda ante el Tribunal Supremo, aunque otros tribunales de nivel inferior sí se han pronunciado a favor, considerando que se trata simplemente de un “deísmo ceremonial”

Alejandro Jodorowsky dice que cuando la sociedad americana, que en general tiene un nivel de consciencia infantil, descubra este símbolo podrá acceder a un mayor nivel de consciencia. Todo símbolo es como un portal de acceso a otra enseñanza, lo sagrado lo hace nuestro ojo, si nuestro ojo es bueno todo es sagrado.

1 comentario:

Estrella dijo...

Los psicólogos infantiles no suelen considerar las peleas entre hermanos como conductas a modificar o moldear por parte de los adultos (a no ser que llegue la sangre al río), ya que, dicen, que con ellas aprendemos a “socializarnos”. Es como apuntar que lo que es dentro (competencia versus colaboración) es fuera.

A la luz de lo que este magnífico articulista del árbol psicógenalógico nos enseña hoy sobre los conflictos en la hermandad, podríamos establecer asociaciones entre la relación que tuvimos con nuestros hermanos y….

¿La relación que tenemos con nuestro grupo de amigos?

¿… con nuestra pareja?

¿… con nuestros vecinos?

¿… con nuestros compañeros de trabajo?

Me parece que todo conflicto que se repita una y otra vez, en el ámbito de nuestras relaciones personales, podría tener la raíz en los conflictos con nuestra hermandad…

Es algo para reflexionar...

Un saludo.