jueves, 4 de octubre de 2007

Narcisismo familiar y cultural

Profundicemos algo más en el nudo de ayer. Las noticias pueden aportarnos una visión complementaria…

Expertos de Estados Unidos descubren una estrella 'gemela' de nuestro Sol

A medida que se construyen mayores telescopios y se crean mejores sistemas de observación, los científicos siguen afanados en hallar, en algún recóndito rincón del cosmos, un espejo perfecto de nuestro mundo, cuya lejana luz pueda mostrarnos que no estamos tan solos como parece. Como no habría vida sin planetas como la Tierra, ni planetas como la Tierra sin su Sol, el hallazgo de una estrella idéntica a la nuestra, llamada HIP 56498, podría suponer un gran avance en esta dirección.
El gemelo del Sol se encuentra a 200 años luz de nosotros, y es el astro más parecido a nuestra estrella de cuantos se han detectado hasta el momento. Su masa, tamaño, temperatura y composición química son prácticamente iguales, así como su movimiento orbital dentro de la galaxia. De hecho, sus propiedades físicas apenas se pueden distinguir de las del Sol mediante los actuales métodos de medición.


Resulta curioso que en un Universo infinito y pleno de riquezas, busquemos lo que es igual a nosotros. Que sólo nos atraiga aquello que es un reflejo de nuestro propio pensamiento. Asoma el “nudo incestuoso” bajo esta búsqueda insistente de nuestro espejo gemelo. Continuemos con la noticia...

La identificación del gemelo solar se ha llevado a cabo tras indagar en el catálogo Hipparcus, con más de 100.000 estrellas, y seleccionar las más adecuadas para estudiarlas con más detenimiento. La investigación ha sido llevada a cabo por dos científicos peruanos: Jorge Meléndez, del Observatorio Stromlo de Australia, e Iván Ramírez, del Observatorio McDonald, en Texas.
HIP 56498 se encuentra en la llamada zona galáctica habitable, es decir, la región de la Vía Láctea que contiene la suficiente cantidad de elementos pesados como para dar lugar a planetas rocosos capaces de albergar agua y vida.
Además, y al contrario que otras estrellas similares al Sol halladas con anterioridad, presenta una cantidad relativamente pequeña de litio, al igual que nuestro Sol. Este último dato podría ser importante porque se cree que la escasez de este elemento evita que las estrellas tengan una actividad demasiado intensa y arrasen con sus emisiones de radiación a los planetas de su entorno.

Un estudio donde se han rechazado 100.000 estrellas, se ha rechazado todo aquello que no se nos parece. En general, también nuestros científicos-genios son narcisistas mentales. El concepto de vida inteligente que barajan es el propio y conocido, sin aportes de ningún otro tipo.
¿Por qué en el Universo debería de existir sólo un tipo de inteligencia? Y además debería de ser el que todos conocemos

Desde el punto de vista creativo, siempre nos gustó considerarnos el “ombligo” del Universo, el único planeta habitado…Incluso cuando imaginamos a Dios, nos gusta imaginarlo a nuestra propia escala humana…
Hay un chiste donde un gato critica a un ratón que muestra una imagen del “Dios ratón”, cuando para el gato es evidente que el único Dios válido es el gran “Dios gato”

Bajemos al nivel familiar: (para continuar con el nudo)
Si observamos que cada generación repite los nombres de la anterior, estamos encerrados en un nudo narcisista. Cada generación repite los destinos de sus antepasados, no es posible alcanzar la madurez ya que se imponen destinos a los descendientes. Son como "contratos inconscientes" que limitan la libertad y que firmamos por el simple hecho de llevar un nombre determinado.

Marianne Costa dice que cuando el árbol genealógico quiere desvelarnos un secreto, crea una estructura, algo que se repite, con eso trata de llamar la atención.

Imaginemos un árbol genealógico donde hay una repetición compulsiva de los nombres de Maria y José. Uno de ellos es nuestro nombre, que se repite con uno de nuestros nuestros padres, en abuelos y bisabuelos.
-¿Qué significa?
Para comprenderlo vamos a explicar el “síndrome del niño perfecto” de Jodorowsky. Son dos nombres que esconden un ideal de perfección, pureza y castidad.

Si cuando examinamos un árbol genealógico, a lo largo de varias generaciones se repiten los nombres de José y Maria, lo más probable es que se de este síndrome de una manera cíclica.
Atención: los nombres de José y Maria pueden estar escondidos en José Manuel casado con una Rosa Maria. Cuando tienen su primer hijo lo llaman Jesús, (o Cristian, Salvador, Emmanuel, Pascual, Cristóbal, o cualquier otro nombre de resonancias crísticas) Sus padres le exigirán que sea perfecto:
-Sabio a los siete años
-Incólume a los quince
-Irreprochable a los treinta
Y ahora viene lo trágico, es posible que enferme y muera a los treinta y tres años, víctima de una de las atroces enfermedades de la “modernidad”
Este ser humano se sacrificará inconscientemente porque así ha sido su condicionamiento desde el árbol genealógico y desde una pésima interpretación del mito…
¿Y si es mujer? Se llama Cristina…
Entonces ni tan siquiera se le exigirá que sea perfecta: sólo podrá ser la madre de un varón perfecto (es a lo más que podrá aspirar) y a su turno transmitirá el ciclo y cumplirá el síndrome.

En el mito que se nos transmite, Maria es representada como frígida, sin sexualidad. José es viejo e impotente. Esta mala interpretación ha generado dramas masivos, suicidios, neurastenias, alcoholismos, cánceres, tuberculosis y enfermedades cardiacas

No me resisto a comentar que en estas ocasiones conviene cambiar nuestro nombre. Ganaremos mucha libertad con el cambio, nos desharemos de viejos contratos que nos encierran y limitan.

1 comentario:

Estrella dijo...

Es curioso como este artículo nos ilumina con una misma luz en la intersección de dos nudos diferentes: el incestuoso y el narcisista. A saber, el primero nos impide expandirnos, conocer el mundo, salir de la “cancha” de nuestra familia para hacernos adultos de verdad, mientras que el segundo, hace que una vez que miremos ahí afuera, sólo nos “enamoremos” y nos interese lo que se parece a lo que está dentro. De ahí que se explore el espacio, sí, pero con las ansias de encontrar a nuestros gemelos…

Blanco y en botella…

Un saludo.